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La Necesidad de los Acostumbrados

Nosotros habíamos dejado un pequeño espacio entre la hoja de la puerta y el marco que la cierra, existía una suave fisura por donde se podía respirar y ver lo que el otro hacia; pero siempre indiferentes, como si no nos importara ver al otro lado donde nos encontrábamos.
A pesar de la distancia y el tiempo nos habíamos sentado en la palabra “Oportunidad” aunque pronunciarla desaparecería el Orgullo y precisamente eso era lo último que queríamos perder. Creo que en el fondo era cansancio, estábamos exhaustos y carecíamos de Fe.

Finalizando Mayo. La puerta se abrió, se abrió mucho; mas de lo que hubiésemos imaginado, y no solo miramos, también jugamos algo que lo llamé “La necesidad de los acostumbrados” y ella lo denomino “Vivir el día”.
De cualquier forma, ambos juegos consistían en lo mismo, las bases eran rígidas y a su vez no muy elaboradas, Nunca pensar en el futuro, vivir el ahora, Quedarnos mudos frentes a los defectos del uno sobre el otro, recrear un escenario sin complicaciones y creernos personas felices. Lo increíble es que el jugar te dejaba un sabor perfecto y te hacia entrar a una maquina de buenos recuerdos y en la medida justa hacia confundir hasta decir repetidamente “te quiero” y a veces un prófugo “te amo”.

Cinco meses sin tocarla, cuatro horas de espera y siete horas de vuelo y una hora en un taxi.
Quería, comenzar una historia con la fachada moderna de un nuevo Yo.
No pude.

Capitulo Uno, LA SORPRESA.
Era la media noche cuando el taxista muy "Maracucho" me dijo:
_No le paréis gástalo todo, llama. Aquí esta mi celular ve.! Yo te cobro barato..!"

Solo quería decir: " Estoy aquí…! Quiero verlos"
Ella sabia que esa noche llegaría y yo sabia que en un momento estaría mi mano en su mano, su cuerpo en el mío y que le daba la bienvenida a un nuevo error.
Quería amanecer con una nueva mirada, los pies valientes de un nuevo suelo y la amarga voluntad de ahora, decir NO.!
NO pude.

Capitulo Dos, EL SUEÑO
Era un sueño vivir, apenas respiraba cuando después de un risotto de mariscos, un vino chileno y una ducha tibia en el meor hotel de la ciudad, me dijo:
_Podemos estar así toda la vida?

Solo queria decir: “Estoy aquí..!”
Ella sabia que su amor ahora tiene un limite, estaba podrido y agonizante, yo sabia que mi amor enorme, se habia desgastado, estaba tan desecho y maltratado.
Queria vivir una despedida sin tantas heridas.
No pude.

Capitulo Tres, “EL ADIOS”…
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Bye, Bye. Saramago.