Carta del Debil.


Temerosamente, a las horas, puedo sentarme en una de estas cuatro sillas vacías, casi siempre elijo la mas próxima a la puerta de salida, la misma que mira a la ventana; esa que apoya al muro del vecino, el del A2, pero siempre te veo; entre las gentes que pasan como hormigas mas ciegas, como insectos gigantes te veo como siempre elegante de traje blanco y mirada roja, con la boca entreabierta y de parpados caídos. Sollozando de llanto y riendo por dentro.Vacio.
Casi siempre puedo despertarme cuando el frío de la mañana se cansa, pero los ojos y la piel difieren tanto y es cuando te miro, hambriento y sin pudor.

Casi siempre puedo preparar un buen argumento para no cocinar por mí, pero nadie lo escucharía, así que casi siempre; vierto vegetales, enciendo la estufa y me siento con vos, mirando tus ojos y temblando de frió.
Algunos dias te dejo ir, pero regresas latente y furioso.
Normalmente me cayo para no escucharme pero a veces me compadezco y sigo temblando. Lo se, te apoyas en mi por que me ves solo.
Cuando no estas, hablo de libertad..! _Me digo, en un tono muy optimista y lleno de orgullo y salgo nocturno y diurno.

Ese silencio que mandas por las hendiduras donde no veo luz. ¿Qué hago? Cuanto duraras conmigo?
Esa palabra presa por la cordura, la que no endulza, la que levanta mis pies y me pasea de la cama al comedor, la que me inquieta, me desespera.
Siempre me encuentras, a veces ya cansado, exhausto y otras abriendo la nevera haber que encuentro de comer o haciendo Té a las tres de la mañana, pintando hojas de papel, fumando sentado en la palabra “Ansío”
En este cuarto me gritan tanto y me escuchan tan poco; vos me envías voces que me aturde en ciertas horas de la tarde y ciertas horas de la noche. Soy tan torpe con los horarios, tan sordo con los anhelos, y tan piadoso con aquellos recuerdos.
A veces miro las fotos con vos y puedo hallar millones de miradas en una, puedo tardar horas nublando los espejos. Miedo¿Sabes a lo que refiero?

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